Recordamos al maestro Adolfo Mejía al cumplirse 45 años de su fallecimiento el pasado 6 de julio. Biografía incluída en el libro «Antología de música sinfónica», editado por SCOREMUSICAL para UNIBAC con siete de sus obras orquestales.
Por: Luis Carlos Rodríguez Álvarez. Departamento de Música, Facultad de Artes, Universidad de Antioquia.Grupo de Investigación Audiovisual INTERDÍS, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín
Compositor, pedagogo musical, pianista y guitarrista, Adolfo Mejía Navarro (Sincé, 1905 - Cartagena de Indias, 1973), es sin lugar a dudas, uno de los más importantes compositores en la historia musical de Colombia. Luego de comenzar su carrera en el Instituto Musical de Cartagena y en la escuela de la libre experiencia, viajó a Nueva York, donde integró el Trío Albéniz junto a Terig Tucci y Antonio Francés. A su regreso al país, fue bibliotecario de la Orquesta Sinfónica Nacional y realizó estudios en el Conservatorio Nacional en Bogotá. La obra que lo lanzó a la fama fue la Pequeña Suite, por la cual le fue concedido el Premio Ezequiel Bernal en 1938. Gracias a dicho premio, viajó a Europa y en París fue discípulo de Nadia Boulanger y Charles Koechlin; estudios interrumpidos por la Segunda Guerra Mundial, que lo obligó a volver a Colombia en 1941. Desde entonces, definitivamente establecido en Cartagena de Indias, se dedicó a la docencia en el Instituto Musical, a la dirección de la Banda de la Armada Nacional y al ejercicio de la música, la pintura, la literatura y una bohemia culta, artes que animó hasta el final de sus días.
En su producción musical se deben mencionar muchas otras obras. En el terreno concertante, el Concierto para piano y orquesta (1941) y el Capricho español con arpa solista (1944); los poemas sinfónicos Íntima (1941) y América (1946); sus piezas orquestales Acuarela (1941), Improvisación (1941) y sendos Homenaje a Antonio Gómez Restrepo (1941) y Homenaje a Luis López de Mesa (1957); para la escena, Preludio a “La Tercera Salida de Don Quijote” (1938) (obra teatral de Aurelio Martínez Mutis), y Finita –Música incidental para el ballet “Remanacuaca el condenillo”– (1956). Para orquesta de cuerdas, la Bachiana, la suite Acuarelas colombianas y un Poemita. Para banda, un Concertante, un Coro profano, los pasodobles Lindaraja y Aguas vivas, La promesa y una Danza mora (1942). Abundantes ejemplos de música de cámara, como el Trío en mi menor en un movimiento (1961) para violín, violonchelo y piano; Manopili, para tres violines, violonchelo y piano; Mofa o Juguete infantil (1955) para dos violines, viola, violonchelo y piano; las piezas Ayer (1958), Busca mujer (1962) y Candita (1965) para dos violines, violonchelo y piano; el tango Tiene caché para dos violines y piano, Impromptu (1961) para violonchelo y piano, Lopezca (1951), Oye (Canción sin palabras) y otras piezas para violín y piano. Música para piano: varios pasillos, bambucos, preludios, Pincho, Improvisación, El burrito, Manopili. Para guitarra sola: Bambuco, Preludio, Españolerías y Joyas. Para el arpa de Nicanor Zabaleta, una pieza titulada Luminosidad de aguas o Visión lacustre. Varias bellas canciones: Cartagena, Ilusión, Te quiero, Tú vives en mí, Con el amor nunca se juega y Oye. Algunas obras corales profanas: A ti, hogar (sobre el tema del Coro de los peregrinos de la ópera Tannhäuser de Richard Wagner), Arrurrú, El toro, El tropelín (himno de la Universidad de Cartagena), Sí o no (zamba argentina) y los Himnos a Cartagena de Indias y de la Armada Nacional. Otras obras corales religiosas: Ave María, Aleluya, Dios de bondad, Himno a la Virgen del Carmen. Se sabe también que escribió muchas otras obras de las que apenas sobreviven apuntes o fragmentos, como el segundo movimiento (Largo) de una sinfonía.
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